dondelaspalabrasmueren

... comienza la música. Después de todo poesía es música dicha con palabras.

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Nombre: E de K
Ubicación: ciudad de Buenos Aires, Argentina

miércoles, octubre 11, 2006

Pensando en Liza


Poema del diario de Stefan. Escrito el 15 de abril de 1898, en Nauheim mientras espera con anhelo el regreso de Liza.

“Yo no deseo la luna,
no anhelo oro y riquezas.
No me deslumbra la seda;

tampoco las cosas nuevas.
Y las galas y oropeles no modifican mis metas.
Y tengo humildes deseos,

por su sencillez, ascetas.
Por su inmensidad, gigantes,

y honrados en su pureza.
Se sientan junto a mi lado,

compañeros de horas quietas,
Y me ayudan a esperarte

sin desmayar en mi pena.
Y a esta hora de la tarde,

cuando sueñan los poetas,
Y el sol esconde los ojos
y sonríen las estrellas,
Yo espero ver a lo lejos
cómo se asoma una vela.
Y no deseo la luna

ni anhelo oro y riquezas
Ni oropel ni galas quiero.

Me basta con tu presencia.”

lunes, octubre 09, 2006

Regreso a Nauheim




Del diario de Stefan

Escrito en el otoño de 1897 luego de una ausencia de mas de cuatro años.


“De aromas y amaneceres,
De la costa acantilada,
De colinas y de nubes,
Y de la muda esperanza.
De quien ruega por la lluvia
Para calmar sed extraña.
De quien espera la brisa
Como caricia profana.
Y he de llegar a tu vera,
—fina arena, larga playa—
A recostarme en el viento,
A dormirme sobre el agua,
Y a que tu mano segura
Me invite a quedarme en casa”.

jueves, octubre 05, 2006

A mi ciudad amada



“Tu pasado medieval te abraza,
A los muros de la vieja ciudadela.
Y un río que va a morir a la bahía,
De este a oeste te atraviesa.
Romántica en las formas,
Tienen tus puentes arcos de sólida belleza
Y tu aspecto ordenado de alemana aldea
Ha puesto farolas en las calles,
Veredas de adoquines y góticas iglesias.
Y supiste tener empalizadas altas
Y torres de madera.
Y rodearte de fosos circulares
Que antaño fueron tus defensas.
Hoy, quitaste de ti vallas y grietas,
Progresas, y en la calma,
Luces pacífica, ya no guerrera.
Y has dejado nacer robles y rosas
Y has cubierto de jardines las trincheras.
Sin embargo, quieres crecer, y se te nota,
Te maquillas la cara con fachadas nuevas,
Te visten arquitectos extranjeros
Y tienes de Roma las columnas
Y del París elegante, el teatro y los museos.
Más, yo te prefiero de entrecasa
Sin adornos que opaquen tu inocencia.
Con la cara lavada por la bruma
Perla bañada de suave iridiscencia.
Y el mar claro, trasparente en el ocaso
Es atuendo acorde a tu simpleza.
El perfume francés no va contigo,
Yo te quiero oliendo a flores frescas”.